– Oye, tío, pues aquí donde me ves, mi rollo son las monedas. Cuando veo una así, como rara, es que me sublimo, vamos que me pongo, tío, que no me cubico. Me viene al coco todo el asunto carroza, ¿entiendes de lo que va?, y no sé, tío. ¿Vale?, pues eso.
De aquesta guisa se expresaba el que se autodenominó Ilmo. Sr. Don Feliciano Fuertes Casarredonda, Inspector Jefe de los Servicios de Seguimiento de la Lengua, en animado diálogo con Jaime, muy aficionado también a la numismática.
– ¡Qué cosa tío! El domingo hice un negocio salvaje. Por un talego (6 euros) le compré a un gitano esta moneda. Mírala bien, porque te vas a quedar absolutamente estatuario. Fíjate, por este lado se ve la cara del Emperador Augusto, ¡cosa mala, tío!, y una fecha, año 27 antes de Cristo. El gitano la encontró cerca de Sevilla. ¡Obnubilante! Esto debe valer cantidad de pasta. Por la otra cara…
– Un momento – le interrumpió Jaime -. Esta moneda es falsa.
– Vaya un corte, ¿no? – respondió el lingüista con asombro.
¿Sabes por qué la moneda es falsa?
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Nota: Este problema viene en el libro Comecocos, escrito por Juan José Rivera Gómez y publicado en el año 1981.
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Solución
Los que no sean capaces de resolver el problema o quieran comprobar si su solución es válida, pueden leer lo que viene a continuación:
Una moneda de fecha anterior al nacimiento de Jesucristo no puede llevar esa inscripción (27 antes de Cristo). Esa nomenclatura comenzó a usarse a partir del año cero, después del nacimiento de Jesucristo.