Son muchas las personas que tienen que pedir limosna para vivir. La crisis nos afecta a todos, aquí y allá, en España, en Estados Unidos, en Grecia, en Portugal, o en Italia, por solo citar a alguno de los países que la sufren. Son muchas las personas que se han quedado sin techo. Los encuentras en las calles de todas las ciudades, a todas las horas del día pidiendo limosna, cuando luce el sol y cuando la luz natural se apaga.
Ubicados en la acera, en la entrada de un supermercado, delante de un portal, sentados o arrodillados. Los hay también de pie. Algunos cantan una retahíla de palabras en unas frases prefabricadas, que repiten una y mil veces.
Los hay también que nos deleitan con la música de una violín, de una guitarra o de otro instrumento. Algunos hasta son capaces de montar un pequeño y original espectáculo, propio de un teatro. Otros se acompañan de un cartel en el que está escrito un texto que trata de anunciar sus problemas.
El marketing en la mendicidad
Lo que nunca había visto, y seguro que tú tampoco, es lo que se representa en la fotografía que ves a continuación. El mendigo ha planeado una, por lo que se ve, eficiente campaña de marketing con el fin de llamar la atención de los transeúntes para conseguir más ayudas.
Ha recurrido a algo que nos afecta a todos, la religión, con la presencia o ausencia de devoción. En una ciudad cosmopolita su campaña puede resultar exitosa, no digo lo mismo si se aplicase en un pequeño pueblo.
Lo que dice el cartel
El cartel que sostiene en su mano derecha, escrito en inglés, lo aclara todo: ¿Qué religión se preocupa más de las personas sin hogar? Como vemos, su juego está perfectamente estructurado, con nueve opciones diferentes, con espacio para todas las creencias, incluida la que defienden los agnósticos, que, por lo que se ve, son los que se llevan la palma.
¿Le saldrán imitadores a este pobre hombre? Lo que nadie puede discutir es su imaginación, que obviamente no está reñida con los palos que da la vida, mejor, la sociedad insociable.
Conclusión
¿Qué pasaría en el Mundo si todos nos preocupásemos del bien de los demás, en vez de hacer justo lo contrario, de pensar sólo en nosotros? Crear y compartir, ayudar a los demás, sería beneficioso para todos. Tendríamos un hogar para vivir y disfrutar. Tendríamos que evitar que existiesen las guerras y que las muertes no surgiesen como resultado de enfrentamientos personales y grupales. ¡Vive y deja vivir!
He encontrado la foto en Imgur.