En el año 1831 una mujer llamada Nancy Kerlin Barnett murió víctima, al parecer, de un conflicto armado. Su marido, y demás familia, entre los que se encontraban sus once hijos, dispusieron enterrarla en un lugar que sirviese de escaparate a todos los que se acercasen a la zona. Lo hicieron en el medio de lo que hoy es una carretera en Amity, Indiana, en Estados Unidos. Pasaron los años y la tumba continúa ahí, dividiendo el camino en dos ramales, que se vuelven a unir tras sobrepasar la construcción, cual si de una pseudo-rotonda se tratase.
La fuente de la historia
He encontrado la referencia, mejor, la historia, en un blog llamado Roadtrippers, y no me resistido a compartirla con vosotros, todos los que ahora estáis leyendo esto. Me he atrevido a utilizar dos de las imágenes que acompañan el citado artículo, necesarias para entender el por qué de tamaño hecho insólito. ¿Cómo es posible que se haya permitido y aún permita tal despropósito?
¿Por qué no se eliminó la tumba?
Al parecer los responsables del diseño y de la construcción de la carretera no se atrevieron a desmantelar la tumba, dicen que por el susto que tenían encima. No querían eliminar el legado histórico, el mensaje del autor de la construcción, destinado a llamar la atención de las generaciones venideras. Aunque hay alguien que dice que el miedo no estaba centrado en los espíritus sino en el nieto de la citada señora que andaba por allí armado, con el fin de impedir que se tomase una decisión equivocada (al menos para él).
El antes y el después
El miedo al fantasma, fruto de la superstición, o al nieto de la muerta, marcan la decisión tomada. Lo que es evidente, nadie puede discutirlo, es la originalidad de la composición. Presuponemos que la citada carretera no debe soportar el paso de muchos vehículos. A pesar de que la tumba de Nancy fue el principio de un pequeño cementerio, con el paso de los años el resto de los mausoleos fueron alejados de la carretera, no interrumpieron el camino. Pero el nieto de Nancy no estuvo muy de acuerdo con que hiciesen lo mismo con la de su abuela, y sus amenazas tuvieron éxito.
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